bandoleros del Guadarrama

bandoleros del Guadarrama

La idealización del bandolero. Segunda parte.



Viaje por España de Richard Ford. Primitiva guía de viaje. Los bandoleros formaban parte del recorrido.


                Seguimos hablando de bandoleros y de la idealización de sus figuras.

           Pero ahora nos vamos a centrar un poquito en la sierra de Guadarrama campo de juego de este blog (pésimo guiño futbolístico ahora que estamos en la Eurocopa. España 4- Irlanda 0, ayer, por cierto). Y es que, evidentemente,  la idealización del bandolerismo también se ha dado en la sierra madrileña-segoviana.

         Pero claro, con sus propios matices. Así, y a la par que el bandolerismo ha sido un fenómeno menos conocido que en otras partes de España igualmente la idealización que sobre sus protagonistas se ha llevado a cabo ha sido menor. ¿Razones? Pues son varias destacando, quizás, el hecho de que fueron los bandidos andaluces los que recibieron la mayor atención por parte de los principales culpables de esa idealización, muy especialmente fuera de nuestras fronteras: los viajeros extranjeros. Los libros de viajes, novelas, escritos varios e ilustraciones propiciaron que la imagen del bandolero, entre lo pintoresco y lo romántico, entrara de lleno en las cabezas de muchos europeos (y españoles, por supuesto).  Imposible no traer (por segunda vez) aquí la descripción que Merimee hizo del famoso bandolero, José María el Tempranillo.

“Guapo, valiente, cortés, tanto como puede serlo un ladrón, así es José María. Si detiene una diligencia, da la mano a las señoras para que bajen y se preocupa de que estén cómodamente sentadas a la sombra pues la mayor parte de sus hazañas se realizan de día. Nunca un juramento, nunca una palabra grosera; por el contrario consideraciones casi respetuosas y una cortesía natural que nunca se desmiente. Quita una sortija de la mano de una bella mujer: ¡Ah señora! –dice- una mano tan bella no necesita adorno. Y mientras desliza la sortija fuera del dedo, besa la mano de un modo capaz de hacer creer, según la expresión de una dama española, que el beso tenía para él más valor que la sortija (...)"

Bandolero. Ilustración de Gustavo Doré


           Si, el bandolerismo, generalmente en su versión más idealizada, junto con el arte, o el pintoresquismo del país, (tan cerca de África) suponía uno de los asuntos que más interés despertaba a los escasos viajeros que por aquellos tiempos recorrían, a modo de primitivos turistas, España. Curiosamente, y como sigue pasando hoy en día,  el centro de la península no era la zona más atractiva turísticamente, con la excepción evidente de la ciudad de Madrid, capital del Reino. Y para llegar a ella, si se venía desde el norte, o simplemente, ya instalados, se quería hacer alguna excursión a  la ciudad de Segovia o a uno de los Reales Sitios localizados en la vertiente norte de la sierra, había que atravesarla. No son pocos los testimonios que relatan esas travesías serranas, en muchos casos alabando la belleza de sus paisajes, pero si menos los que hacen referencia al bandolerismo. En todo caso, el que esto escribe no ha sido capaz de encontrar nada que se parezca a una idealización en estos comentarios de la misma manera que si existen del bandolerismo andaluz. Por otra parte, de  la lectura de la prensa y de sus pocas noticias sobre el bandolerismo serrano tampoco vemos que se muestre una especial simpatía por este fenómeno. 

           Así que en busca de esa idealización de la que trata esta entrada tendremos que centrarnos en el pueblo llano que durante siglos y milenos ha hecho de la  trasmisión oral, a falta de twitters, twentis y facebooks, su forma de comunicación. No nos queda más remedio que volver sobre el bandolero serrano por antonomasia, el Tuerto Pirón. A las peripecias de su vida bandolera se le han añadido algunos rasgos que evidentemente tienen toda la pinta de la idealización.

Merimee
        De él se ha dicho, y yo mismo lo he oído contar aquello de que robaba a los ricos, cuan Robin Hood para dárselo a los pobre, algo que a la vista de las informaciones que sobre el tenemos no parece que fuera el caso. Otras informaciones nos hablan de diversos actos magnánimos.

         En lo que respecta a los bandoleros pedriceros con el legendario Pablo Santos como figura principal,  curiosamente no aparecen apenas los comentarios positivos sobre sus andanzas. Más bien lo contrario. El propio Constancio Bernaldo de Quirós, escribió en su momento lo siguiente.

“ ... pero los bandidos de nuestra sierra, lo mismo, en la Pedriza, Pablo Santos, que “ El Tuerto Pirón” bajo los dominios de la Peñalara, o “ Malote” en la Paramera, nada han debido tener de románticos ni pintorescos, si no de todas las cualidades contrarias más repulsivas, como productos de un medio físico y social enteramente desgraciados.”

         Y sobre Juan Plaza, el misterioso bandolero de el Espinar,  un ejemplo de esta idealización lo tenemos incluso en tiempos recientes. Así en el estupendo libro “Caminos del Espinar” se recrea de forma literaria las andanzas de este personaje  donde la tan citada idealización está muy presente.