Viaje por España de Richard Ford. Primitiva guía de viaje. Los bandoleros formaban parte del recorrido.
Seguimos hablando de bandoleros y de la idealización de sus figuras.
Pero ahora nos vamos a centrar un poquito en la sierra de
Guadarrama campo de juego de este blog (pésimo guiño futbolístico ahora que
estamos en la Eurocopa. España 4- Irlanda 0, ayer, por cierto). Y es que,
evidentemente, la idealización del
bandolerismo también se ha dado en la sierra madrileña-segoviana.
Pero claro, con sus propios matices. Así, y a la par que el bandolerismo
ha sido un fenómeno menos conocido que en otras partes de España igualmente la idealización que sobre sus protagonistas se ha llevado a cabo ha sido menor. ¿Razones? Pues son varias destacando, quizás, el hecho de que fueron los bandidos andaluces los que recibieron
la mayor atención por parte de los principales culpables de esa idealización, muy especialmente fuera de nuestras fronteras: los viajeros
extranjeros. Los libros de viajes, novelas, escritos varios e ilustraciones propiciaron que la imagen del bandolero, entre lo pintoresco y lo romántico, entrara de lleno en las cabezas de muchos europeos (y españoles, por supuesto). Imposible no traer (por segunda vez) aquí la
descripción que Merimee hizo del famoso bandolero, José María el Tempranillo.
Si, el bandolerismo, generalmente en su versión más idealizada,
junto con el arte, o el pintoresquismo del país, (tan cerca de África) suponía uno de los asuntos que más interés despertaba a los escasos viajeros que por
aquellos tiempos recorrían, a modo de primitivos turistas, España. Curiosamente, y como sigue pasando hoy en día, el centro de la península no era la zona más atractiva turísticamente, con la excepción evidente de la ciudad de Madrid, capital del Reino. Y para llegar a ella, si se venía desde el norte, o simplemente, ya instalados, se quería hacer alguna excursión a la ciudad de Segovia o a uno
de los Reales Sitios localizados en la vertiente norte de la sierra, había que
atravesarla. No son pocos los testimonios que relatan esas travesías serranas, en
muchos casos alabando la belleza de sus paisajes, pero si menos los que hacen referencia al
bandolerismo. En todo caso, el que esto escribe no ha sido capaz de encontrar
nada que se parezca a una idealización en estos comentarios de la misma manera
que si existen del bandolerismo andaluz. Por otra parte, de la lectura de la prensa y de sus pocas noticias sobre el
bandolerismo serrano tampoco vemos que se muestre una especial simpatía por
este fenómeno.
Así que en busca de esa idealización de la que trata esta entrada tendremos que centrarnos en el pueblo llano que durante siglos y milenos ha hecho de la trasmisión oral, a falta de twitters,
twentis y facebooks, su forma de comunicación. No nos queda más remedio
que volver sobre el bandolero serrano por antonomasia, el Tuerto Pirón. A las peripecias de su vida bandolera se le han añadido algunos rasgos que evidentemente tienen toda la pinta de la idealización.
Merimee |
De él se ha dicho, y yo mismo lo he oído contar aquello de que
robaba a los ricos, cuan Robin Hood para dárselo a los pobre, algo
que a la vista de las informaciones que sobre el tenemos no parece
que fuera el caso. Otras informaciones nos hablan de diversos actos magnánimos.
En lo que respecta a los bandoleros pedriceros con el legendario Pablo Santos como figura principal, curiosamente no aparecen apenas los comentarios positivos sobre sus andanzas. Más bien lo contrario. El propio Constancio Bernaldo de Quirós, escribió en su momento lo siguiente.
“ ... pero los
bandidos de nuestra sierra, lo mismo, en la Pedriza, Pablo Santos, que “ El
Tuerto Pirón” bajo los dominios de la Peñalara, o “ Malote” en la Paramera,
nada han debido tener de románticos ni pintorescos, si no de todas las
cualidades contrarias más repulsivas, como productos de un medio físico y
social enteramente desgraciados.”
Y sobre Juan Plaza, el misterioso bandolero de el Espinar, un
ejemplo de esta idealización lo tenemos incluso en tiempos recientes. Así en el estupendo libro “Caminos
del Espinar” se recrea de forma literaria las andanzas de este personaje donde la tan citada idealización está muy presente.